Hace un año, el 13 de marzo de 2004, nació en España el Quinto Poder. Su definición es muy difícil, como todas las definiciones que no se limiten a la mera versión o traducción de la etimología de la palabra o conjunto de palabras que expresan la idea. Su concepto, por el contrario, está muy claro: es quinto porque existen otros cuatro, y es poder porque se trata de una fuerza que puede llegar a ser decisiva en un asunto concreto en un momento preciso.
El Quinto Poder, que emana del pueblo como cualquier otro movimiento revolucionario popular, se caracteriza por estar siempre latente pero nunca agotado ni desaparecido. Esta latencia ha existido todo el tiempo a lo largo de la Historia de la Humanidad, pero hasta ahora se había manifestado muy esporádicamente y con gran parsimonia, necesitando muchos años para poder llegar a ponerse de manifiesto y ejercer su poder.
El Quinto Poder no tiene ninguna posibilidad de elaboración de leyes, que le corresponde al Primer Poder, pero su actuación, cuando la ejerce, es mucho más rápida que ese Poder Legislativo. Tampoco tiene el Quinto Poder ninguna facultad jurídica, como le ocurre al Segundo Poder pero, cuando juzga que debe tomar alguna actitud, lo hace con toda rapidez, superando así la tardanza del Poder Judicial.
El Quinto Poder, aunque actúa con la misma celeridad que pueda hacerlo el Tercer Poder, aventaja a éste por su espontaneidad y por su instantaneidad, ya que su ejecución surge en un momento determinado de una manera más resplandeciente que lo que pueda hacerlo el Poder Ejecutivo.
El Cuarto Poder, que es la fuerza influyente sobre los tres poderes del Estado, no ejerce siempre su acción con la prontitud de los medios de que dispone para hacerlo, sino con la calma que le obliga el tener que esperar a conocer la tendencia de opinión que debe expresar, de tal forma que, cuando surge el movimiento del Quinto Poder, este Poder de los Medios de Comunicación, la Prensa, de donde toma su nombre, la Radio y la Televisión, se ve desfasado y superado en todas sus posibilidades, teniendo que limitarse a contemplar los acontecimientos y contarlos sin poder manipularlos ni influir sobre ellos.
La lentitud del Primer Poder, el letargo del Segundo, la inoperancia del Tercero y el desconcierto del Cuarto impulsan al Quinto Poder a entrar en acción ante una situación urgente, pues se trata de reaccionar sin dilación ante una indecisión, una irresponsabilidad o una inequidad del Tercer Poder que, en vez de ejercitar su poder ejecutivo en busca de la verdad, intenta ocultarla en beneficio de su propio interés personal y partidista, jugando con el tiempo al intentar agotarlo antes que su engaño se descubra.
La mentira no se perdona y se reacciona ante ella, por lo que hace falta mucho coraje para mentir y mucha habilidad para que no se descubra la mentira. De ahí que muy poca gente, superada la infancia, se atreve a mentir, con la excepción de los poderosos, que pueden convertir la mentira en un hábito, ya que los que están sojuzgados o amparados por ellos la aceptan de mal o de buen grado. Los honorables y primeros señores que forman el Tercer Poder utilizan una característica típica de los poderosos, que es bien conocida: “Procure siempre atinalla el honrado y principal, mas si la acertalla mal, mantenella y no enmendalla”. De esta forma pretenden convertir un error en una virtud al mantener éste por encima de todo, antes que reconocer su cometimiento; trasformando así un simple defecto, que pudiera haber sido perfectamente entendido, en un engaño que jamás será perdonado, ya que se convierte en la peor de las mentiras, pues consigue el mismo fin que ésta y oculta la valentía y la habilidad del saber mentir, además de constituir un grave insulto, pues atenta contra la inteligencia y la honorabilidad del pretendidamente engañado.
La llamada Sociedad del Conocimiento es un hecho cierto, no sólo a nivel teórico, sino también en el ámbito práctico. A través del uso y establecimiento de las llamadas Tecnologías Abiertas, accesibles a nivel tecnológico y económico para todos, se puede utilizar el mayor número de tecnologías emergentes, que constituyen los vehículos de la Globalización de la Información y su Red del Conocimiento. Una de estas tecnologías es parte integrante de la moderna Telefonía Celular y sus teléfonos móviles, el Sistema de Mensajes Sucintos (S.M.S.) o Cortos (Short Message System), que consigue que cualquier dato noticiable pueda llegar a cualquier rincón del mundo en horas, sino en minutos; lo que significa, dentro de un país en particular, que una información puede llegar a cualquier persona, esté donde esté, en minutos, sino en segundos. Gracias a esta técnica, que está al alcance de la gran mayoría de los habitante del Mundo, pues su precio es muy barato y su aprendizaje muy fácil, el Quinto Poder adquiere pacíficamente una gran velocidad de transmisión, llegándose así a un control de calidad de la información, que espontáneamente conseguirá descubrir la verdad y derrocar el engaño del asunto que se trate, actuando así como un auténtico y decisivo poder.
Los otros cuatro poderes, debido al resurgimiento de esta moderna e independiente expresión de libertad, lucharán irremediablemente en contra del Quinto Poder, e intentarán, primero, su aniquilación; si no lo consiguen, en segundo lugar, buscarán adquirir su control, y, finalmente, en caso negativo, en tercera instancia, su manipulación. La forma mejor, más limpia y más cómoda de eliminar una idea, un movimiento, una fuerza, es, indudablemente, negar su existencia, lo que ahorra el sucio trabajo de desprestigiarla con insultos e improperios o el esfuerzo de buscar argumentos en contra de ella. El control del nuevo movimiento está basado en su descalificación legal por no ceñirse en su actitud a los cánones establecidos, consiguiéndose así su limitación a una acción parcial y desvirtuada. La manipulación es el más hábil de todos los esfuerzos por eliminar una fuerza nueva y liberadora, pues consigue hacerse con el liderazgo de ésta y dirigirla al lugar que sea más conveniente.
A pesar de lo antedicho, el Quinto Poder, al gozar de sus características de instantaneidad, de espontaneidad y de celeridad, vencerá siempre a los otros cuatro poderes, que no tienen o no saben utilizar éstas virtudes en un momento importante, que será siempre el elegido por el Quinto Poder, por lo que habría que acuñar la palabra “momentaneidad” para definir esta otra condición. La acción del Quinto Poder será también siempre popular, nunca belicista, jamás dirigida ni mediatizada, invariablemente pacífica pero también revolucionaria.
Publicado en el periódico "Información" de Alicante, pág. 24, 16 de marzo de 2005